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Para Sturzenegger, es posible un nuevo ciclo de flujo de capitales hacia mercados emergentes

El presidente del Banco Central planteó la posibilidad de que una desregulación de los sistemas financiero abran un nuevo ciclo de flujos de capitales desde el centro hacia la periferia de la economía mundial, al estilo de lo ocurrido en las décadas de los ’70, ’90 y del 2000.

«Si es cierto lo que planteo, seguramente veremos presiones para desregular los sistemas financieros y la posibilidad de un nuevo ciclo de flujos de capitales como los que vimos en los ’70 (que terminó con la crisis de la deuda), en los ’90 (que terminó con el default ruso) o en los 2000 (que terminó con la crisis de Lehman)», dijo el titular del Central al intervenir en el cierre de la 50° Asamblea Anual de la Felaban.

Para Sturzenegger, es posible un nuevo ciclo de flujo de capitales hacia mercados emergentes

Federico Sturzenegger realizó un largo análisis de la actual fase compleja que atraviesan la economía y las finanzas internacionales, caracterizada por la existencia de tasas de interés negativas en los países desarrollados y rentabilidades importantes en los denominados mercados emergentes.

Para el titular del Banco Central argentino, la forma en «cómo el mundo resolverá este dilema» entre naciones con rentabilidades negativas y mercados periféricos con altos rendimientos e inseguridad político-jurídico, será un tema «central» tanto para la estabilidad del mundo y su sistema económico, como para el bienestar de sus habitantes.

En este sentido, advirtió que la actual etapa de tasas de interés bajas se prolongará «en el horizonte cercano y mediato», aunque consideró que «es imposible pensar que la gente va a aceptar retornos negativos por mucho tiempo».

Y puso a Argentina como ejemplo, indicando que «lo único que nos generó (el retorno negativo de la inversión financiera) fue devastar nuestro sistema financiero. Una tasa de interés real negativa no le sirve al ahorrista y no le sirve al sistema financiero y tarde o temprano se convierte en su destrucción».

Al analizar el panorama socio-económico en el mundo, Sturzenegger afirmó que existe un fenómeno al que denominó «enojo global» y puso como ejemplos de lo que está ocurriendo con las protestas en Brasil, la votación por el Brexit, la parálisis política en España o el crecimiento de un candidato antisistema como Donald Trump en Estados Unidos.

Estas «rebeliones» de carácter global las ligó a las profundas modificaciones que el cambio tecnológico está introduciendo en la economía mundial, precisando que «resulta palpable» que la velocidad de estas mutaciones está anticipando grandes transformaciones, incluyendo al sector financiero, el cual deberá adoptar grandes decisiones para ser rentable.

Sturzenegger ligó este proceso con la tendencia a la baja de la tasa de interés «que lleva tres décadas, pero que en años recientes a llegado a niveles extremos», revelando que «aproximadamente 16 billones de dólares están colocados en el mundo a tasas negativas que promedian el -0,20%», tanto en bonos soberanos como en deuda corporativa de alta calificación.

En la medida en que, a su juicio, la inversión del futuro será más de conocimiento y software, esto da como resultado «un mundo con algo menos de necesidad de capital por un lado, y más oferta de capital por otro».

Por ello habrá una baja tasa de interés largo tiempo, dijo, y precisó que «la tasa real no depende de la tasa de interés que fije la Reserva Federal o el Banco Central Europeo (BCE), sino de un patrón estructural de ahorro e inversión a nivel global de largo plazo».

El alto nivel de acumulación o ahorro de capital en el planeta, en particular en su segmento más desarrollado, está empujando a buscar niveles de rentabilidad financiera adecuados y, en este sentido, Alemania, que presidirá el G-20 el año próximo, ha dispuesto como tema central de su agenda la «inversión en Africa».

Para Sturzenegger, esto es una muestra de que existe «un problema de asignación de capital: tasas de interés negativas en los países centrales e imperiosas necesidades de capital (léase altos retornos) en los países emergentes».

Esta es, exactamente, la base en la que el titular del BCRA basa su pronóstico de una posible nueva llegada de capitales en forma masiva a las costas emergentes, ya que aquellos están obligados por su propia naturaleza a buscar la mayor ganancia posible que, hoy por hoy, les niega la deprimida economía de los grandes países.